Mar y horizonte de ayer. Una vez más lo he hecho, cercenando cada ápice de color y de alegría, a tan alto costo en el espacio de la vida, sin medir consecuencia alguna, desvaneciendo el horizonte del ayer.
Un día cualquiera, en un lugar distante y poco casual. Sin existir más motivos, que el de transcurrir un día común y corriente, te encuentras con una sonrisa única y natural. Esa misma que inspira el goce del mundo, la…