Hay personas que quieren recibir un milagro de parte de Dios, pero no vienen de continuo a su presencia. No perseveran, no son constantes en la fe, en la honra a Dios. No les interesa una relación con Dios sino un milagro sin salvación. Quieren que Dios sea como una máquina automática, que hace lo que tu quieres, dándole una orden e intruduciéndole una moneda o billete. Dios quiere que tu perseveres porque él está interesado en formar tu carácter, tu identidad y tu determinación, antes de recibir tu milagro. El milagro debe ser el resultado de tu perseverancia y no el premio a tu arrogancia.